PDG (Capítulo 3: La Unión Global)

La globalización es un hecho, una realidad innegable que ya ha sucedido. Ha supuesto importantes beneficios para las relaciones humanas pero, al mismo tiempo, también se ha producido de manera descontrolada, generando un caos en diversos órdenes e impotencia en los gobiernos nacionales, cuyo poder e influjo en el mundo se está drásticamente mermando. Después de milenios en los que una nación o colectividad determinada marcaba el rumbo de la historia, puede resultar extraño confirmar que ese modo de gobernar forma parte ya del pasado. El cambio ya ha ocurrido, y es inevitable.

Ante ello, las políticas nacionales pueden reforzarse para ser lo menos influenciables posible en aspectos concretos de la globalización; pero aun así, seguirán existiendo otras cuestiones a las que no podrán hacer frente si no se actúa de manera unificada.

Es por ello que, en los dos capítulos anteriores, se anticipaban las razones por las cuales sería conveniente y necesario, en la situación actual, la existencia de una política global, bien a través de un gobierno mundial o bien mediante una Unión Global de países para garantizar una capacidad efectiva de legislar y hacer cumplir leyes de manera unitaria. Conveniente porque de ese modo se podría gestionar el capital material y potenciar el desarrollo del capital humano de manera óptima. Y necesario porque difícilmente ningún gobierno nacional puede solucionar los problemas globales a los que nos enfrentamos; estamos organizados por sistemas muy inestables e ineficaces para gestionar estas cuestiones, y mucho más si estas deben ser resueltas en plazos de tiempo tan limitados como precisos.

Ahora bien, dada la complejidad que esto representa, cabría preguntarse si estamos ante una utopía, ante un planteamiento irrealizable. Pero realmente, la pregunta es otra. La historia de Europa, por ejemplo, fue un continuo desarrollo de guerras y enfrentamientos entre países fruto de la competencia entre ellos hasta bien entrado el siglo XX; muy probablemente por ello, y más teniendo en cuenta que venía precedida por dos guerras mundiales, sería impensable que pudiera quedar atrás la mutua destrucción en pro de un futuro común. Sin embargo, los europeos desearon que ocurriera y se convirtió en una realidad, conformando la Unión Europea.

Este es un ejemplo de que el mundo es y será como deseamos o permitamos que sea. Si actuamos, irá en la dirección deseada por la mayoría; si por el contrario, nos desentendemos, estaremos a merced de los acontecimientos. Pero en cualquiera de los casos, seremos todos responsables, bien por desearlo o bien por permitirlo; la fuerza global es el resultado de la suma de todas las fuerzas individuales que interactúan... Así pues, la pregunta no es si es posible un gobierno mundial o una Unión Global, sino si queremos y haremos lo necesario para que suceda.

PUNTOS CLAVE:

• La globalización es un hecho, una realidad innegable que ya ha sucedido. Ha supuesto importantes beneficios para las relaciones humanas pero, al mismo tiempo, también se ha producido de manera descontrolada, generando un caos en diversos órdenes e impotencia en los gobiernos nacionales.
• Ante ello, las políticas nacionales pueden reforzarse para ser lo menos influenciables posible en aspectos concretos de la globalización; pero aun así, seguirán existiendo otras cuestiones a las que no podrán hacer frente si no se actúa de manera unificada.
• Sería conveniente y necesario, en la situación actual, la existencia de una política global, bien a través de un gobierno mundial o bien mediante una Unión Global de países para garantizar una capacidad efectiva de legislar y hacer cumplir leyes de manera unitaria.
• El mundo es y será como deseamos o permitamos que sea. Si actuamos, irá en la dirección deseada por la mayoría; si por el contrario, nos desentendemos, estaremos a merced de los acontecimientos.
• Seremos todos responsables, bien por desearlo o bien por permitirlo; la fuerza global es el resultado de la suma de todas las fuerzas individuales que interactúan.
• La pregunta no es si es posible un gobierno mundial o una Unión Global, sino si queremos y haremos lo necesario para que suceda.